Nace en Concepción, Chile, en 1976. Es Comunicador Audiovisual (Santo Tomás, 1998) Se desempeña como fotógrafo desde temprana edad, profundizando sus conocimientos de forma autodidacta y después en el taller de Luis Poirot. Es co-fundador del colectivo de fotografía contemporánea C/CF Colectivo Concepcíon Fotográfica. Su temática aborda principalmente la figura del retrato de una manera experimental, buscando obviar la identificación directa con el sujeto y entregando una visión genérica del concepto . Ha participado de muestras colectivas e individuales en Concepción y Santiago, entre las que se destacan “Saldo a Favor” (Centro Cultural Matucana 100, Santiago, 2008), “Humedales: Dislocaciones de un imaginario especular” (Museo sin Muros del Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago y Concepción, 2009-2010), “27EXP, imágenes en envase desechable” (Corporación Cultural Artistas del Acero, 2009), “Colectivo Concepción Fotográfica C/CF” (Museo Nacional de Bellas Artes, Concepción, 2011; Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia, Valdivia, 2010; Sala FotoEspacio, Santiago, 2010; Pinacoteca Universidad de Concepción, Concepción, 2010); Chile, Fotografía y Con-vivencia (Castillo Montjuic, Barcelona, 2011)

miércoles, 22 de septiembre de 2010

I'll Be Your Mirror


I'll be your mirror, Concepción, 2010
5 fotografías 40x60cm, impresión 12 tintas sobre trovicel.

Un espejo es una superficie que refleja una imagen delimitada por el propio borde del objeto y la distancia al que lo observamos. Constituye una imagen sólo en la medida que apliquemos sobre el mismo el acto de mirar. En otras palabras, su naturaleza “creadora” de imagen existe sólo durante la observación, en una acción que se define por el fenómeno de recepción y transmisión de ondas electromagnéticas. Vemos en él lo que queremos ver. Es difícil concebir el autorretrato dejando de lado la imagen mental que uno tiene de si mismo, es difícil no pensar en un espejo. Se dice que Hippolyte Bayard concibió el primer autorretrato fotográfico, como una manera de expresión personal frente a la derrota de haber quedado atrás en la carrera desenfrenada de los precursores de la fotografía. Se había terminado el fenómeno del retrato del autor de la obra como “firma” dentro del encuadre, de la pintura renacentista. Esta vez, en un medio completamente distinto en su técnica y significado, aparece la auto descripción personal, la auto definición, la simulación de uno mismo, la intención. De ahí en adelante, el formato del autorretrato no tendría fin hasta nuestros días, por supuesto interactuando con la contextualidad propia de cada momento histórico. Durante los años 80, Nan Goldin, estudiante de arte, compone un documental sobre su vida y en especial sobre un período de desintoxicación debido a su adicción a las drogas, llamándolo I’ll be your mirror, apropiándose del título de una canción de la banda The Velvet Underground, cuya temática -irreverente y subterránea para los años 60-, habla justamente sobre el auto perdón, la autodefinición a través del observante, quien como si fuera un espejo, deja ver lo que realmente es el otro y no lo que éste piensa de si mismo.
En mi búsqueda por el retrato que no lo es en su forma convencional, por el no-retrato, por el no-rostro, el no-rasgo, ausente e indefinido en lo visual/formal, encuentro la captura fotográfica del concepto de persona, mediante el registro de una idea macro de ella, genérica y desindividualizada, la imagen del “conjunto universo”. En este camino, busco también mi propia imagen, mi autorretrato, que a manera de espejo, espero encontrar observando el otro; en este caso, en lo que soy desde la sangre hasta mi construcción síquica: mi familia, un grupo de personas que ha configurado quien soy en un esfuerzo colaborativo y unísono. ¿Pero cómo abordarlo desde lo fotográfico? Se plantea una serie de retratos a las personas que componen la familia, ocultando la evidencia de sus rostros para evitar la identificación de la persona y no caer en el registro de los elementos que componen ese universo llamado familia, si no que a la idea de familia en si misma, y converger lo fotográfico y lo intencional en una misma serie de imagenes, resolviendo de esa manera el acto del autorretrato a través del otro y al mismo tiempo el “ocultar” ese otro. Un ocultar que se realiza a través de sostener un espejo frente al rostro, donde el acto de reflejar se traduce en un brillo, un destello, donde no hay nadie, agregando otra arista a la conceptualización de la imagen y que es el efecto “halo” que se produce al reflejar la luz sobre el lente de la cámara. Obtenemos un destello un brillo, un reflejo de luz en vez del rostro de la persona fotografiada.

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