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No recuerdo qué año fue. Debió ser unos de esos días de invierno en los que no tenía grandes planes en mi vida salvo tomar y tomar fotos y alguna vez ser reconcido por ello. No creo que lo logre en esta vida, pero tengo que empezar en ésta para lograrlo en la próxima. Leo tenía que llevar a Raúl a Coronel. Había un carro tren habilitado como centro cultural donde nos esperaban. Habían muchos niños y me parecía gracioso que todos estuvieran con cara de expectación sin saber o entender que tenían frente a ellos a un poeta. Se tomaron una foto todos con él. Luego un montón de cosas pasaron, un pequeño viaje a Lota, un choque en el auto en donde íbamos. Nada grave, salvo el susto de Leo, porque el auto no era de él. En la noche una comida, al día siguiente, en el auditorio de la Universidad de Concepción, donde lo ví un poco apesumbrado, como sintiendo que algo pasaría o algo estaba por ocurrir, quizás la sensación de que todo llega a su fin en algún momento. Salimos y le comenté con el espíritu de un novato, que había leído un artículo suyo en el diario, que entendía a qué se refería con la "belleza de dolor" y en un abrazo risueño me agradeció y se alegró que alguien hubiera conectado con él. "Ese artículo me trajo muchos problemas", me aseguró. Luego en la noche comimos, hasta que al día siguiente lo dejamos en el aeropuerto. Revisando viejos negativos para una amiga, me encontré con las imágenes. Aquí un par de ellas escaneadas del negativo.
1 comentario:
el talento te brota como sudor!!!!!
lov yu
CvL
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